Por Fran Malbec La fiesta permanente: Melania Wonder

Después de tocar 10 años profesionalmente e iniciar un movimiento cuasi de culto que la sigue por las pistas de Santiago, Melania Wonder quiere dar un paso musicalmente más allá. Hoy, tras tomarse un par de meses de receso para abrazar nuevas influencias en Europa, vuelve a nuestro país con la intención de lanzar su primer EP e incursionar con vocal live sets, aspirando así a crear maravillas desde lo que serán sonidos de su propia autoría.

Melania Wonder, la melómana. La que llamaba a la radio siendo niña para poder grabar en cassette las canciones que le gustaban. Melania, independiente y trabajando desde los 13 años, que musicalizaba la tienda en donde vendía bikinis con los CD que curaba. Porque hay una distinción que ella hace al hablar de poner música: está la musicalizadora y está la dj autodidacta, esa que de tantas raves en su Córdoba natal terminó tras las perillas sin buscarlo, sólo por el amor irracional que siente por la música y que la llevó a pinchar discos porque quería seguir de fiesta. Esa misma Córdoba que dejó a los 20 años para descubrirse a sí misma y vivir libremente su sexualidad junto a una ex pareja con quien, sin entender realmente cómo, terminó prendiendo la pista de baile del mítico Noa Noa tras pocos meses de haber llegado a Santiago en 2015.

“La música me encontró a mí. Terminé siendo dj por accidente, medio estaba predestinado a ser”.

CLUB ROOM (todas las fotos son gentileza de Melania Wonder)

Melania ya no tiene 20 años y ya no huye de nada. Ha forjado una carrera en la escena electrónica chilena a punta de beats donde predomina el groove. A ella le gusta bailar, y por, sobre todo, hacer bailar de la mano de lo que se denomina Queer House y que la tienen bien posicionada en las fiestas LGTQBIA+ nacionales. Se ha convertido en una referente del circuito y ya no teme tanto del que dirán y confía más, mucho más.

Tanto más que está subiendo BPMs y coqueteando con matices del techno, género que no pensó tocar jamás. Se lo atribuye a su residencia en DAME, la fiesta “hecha por y para diversidades y disidencias” que está inspirada en Berghain y a quienes define como una gran familia que se quiere, cuida y retroalimenta. Está, en sus palabras, desbloqueando niveles: poniendo atención a sonidos que le eran ajenos. Entendiendo la composición desde el otro lado, incorporando lo que alguna vez le fue distante, uniéndolo a su sello groovie y sus melodías progresivas, al house, el disco, trip hop, indie dance, dark disco y power house con los que arma sus sets.

Confiando tanto, pero tanto más, que la música que se aproxima será de su mismísma creación.

DGTL

 

¿Y vos, quién sos? 

En Melania viven muchos mundos y todos conversan entre sí: lo queer, que la identifica y que sostiene junto el new wave, el electro, los soundracks de pelis gay y lo dosmilero. Lo queer como contracultura y lo under como contracultura; esa movida underground que frecuentaba en Argentina y en la que en SCL no fue recibida con el mismo entusiasmo que al otro lado de la cordillera por ser considerada “demasiado mainstream”. Demasiado pop, demasiado comercial, demasiado lejos del espíritu punketa imperante en la escena under de Santiago, ciudad a la que llegó hace más de 9 años y con la que han ido creciendo y mutando juntas.

“Me costó mucho encontrar mi espacio dentro de la escena porque siento que acá era más chica, más cerrada y muy de amiguismos”. Y Melania llegó a Chile con una maleta, de la mano de su ex novia, sin conocer a nada ni a nadie. Sin siquiera ser dj formalmente todavía. Un hito no menor para alguien que a los pocos meses de expatriada ya tenía su propia fiesta en la amadísima sala que daba al Parque Forestal (RIP).

Lejano se ve hoy el Santiago al que llegó hace casi una década, el que fuese un aterrizaje medio improvisado, donde buscaba de alguna manera responder a inquietudes personales, y no terminar consumando una vocación que se convertiría en su carrera. Recuerda haberse encontrado con una ciudad y una escena segmentadas, completamente divididas en la que le costaba hallarse. Mirándolo con distancia, reflexionando mientras bebe una birra con el atardecer de fondo, cree que la ciudad sí ha evolucionado, y el mundo electrónico también. 

“Ahora hay más seriedad en términos de producción, en términos de técnica, hay una buena propuesta y mejor puesta en escena. Se valora mucho más el trabajo del dj. Eso da a un fenómeno que lo es todo, cómo lo toma el público, que la gente que se re lookea. Hay mucho talento de exportación y hoy se le está dando la seriedad que amerita”.

MELANIA PINCHANDO EN BRASIL

Mel concuerda con que el aporte de la música electrónica y el colectivo LGTBQIA+ a Santiago es innegable. Porque es cierto: hoy asistimos a fiestas independiente de su target y de sus intenciones; hoy vamos sólo a escuchar la presentación de un/a artista, y da lo mismo quién esté o qué es lo que hace. En la pista de baile todos somos feligreses, somos todos iguales, compartimos la misma experiencia sin proyectar las previas que carga cada uno. Somos un cúmulo de energía y nos entendemos como tal. Hay algo poético en aquello, en el poder romántico que tiene un o una dj, en el que logra conectar a tanta gente tan distinta a través de lo que siente con el poder de la música. Ricardo Villalobos declaraba en The Guardian en 2017: “music melds the classes” y el tiempo sólo ha terminado dándole la razón.

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Melania -que, por si las dudas, realmente se llama Melania,-  (el Wonder es un secreto que sabremos guardar) logra hacer un espacio para esta conversación en su depa en Barrio Italia en lo que fue una jornada maratónica: prueba de outfit en el atelier de Matías Hernán para lo que sería DAME más tarde, conversar por horas con quien escribe mientras el sol se ponía y corrían las copas de vino, recibir a su maquilladora para quedar a tono con su presentación en la icónica fiesta, dejar el sapo en un B2B junto a Saulo y abandonar el escenario del Caupolicán en medio de la madrugada en dirección al aeropuerto rumbo a Berlín, para reencontrarse con su novia quien se encuentra realizando una residencia artística en Alemania. Añora un descanso y también absorber todas las inspiraciones que pueda otorgarle Europa para sus próximos pasos, que buscan dar el salto definitivo con su entrada a la producción.

Pretty Woman

En sus años de oficio, independiente de los progresos incuestionables que ha dado la industria, asegura que hay malas prácticas que se niegan a desaparecer del todo: “las mujeres la tenemos más difícil porque la escena sí es machista -incluso la disidente- porque se tiende a cosificar un poco: ’Ay, la niña bonita’, y no, acá hay trabajo, hay dedicación. No lo digo sólo por mí, sino también por colegas que se sacan la concha de su madre”. 

Ser mujer en la escena -y en la vida- no es fácil y Melania Wonder lo sabe bien: recuerda que desde sus inicios escuchaba que era “una niña bonita que no sabía tocar bien, pero estaba ahí”, y que hoy, ad portas de 2025, sigue cuidando sus atuendos en ciertas fiestas por miedo a sufrir acoso de parte de asistentes. Asimismo, denuncia que también existe sexismo con estereotipos de género, ya que después de su corte pelo su mullet la hace ver “demasiado lesbiana” y que ya no la llaman para ciertos eventos de marca, porque en el tema corporativo la imagen es lo predominante, todo remitiéndose a cómo es y cómo debe verse una mujer, sin importar de su calidad en las perillas.

Lo que sí es imposible no reconocer es la incorporación masiva de mujeres a carteles durante los últimos años: en 2024 nos parece inconcebible ir a una fiesta sin que haya una chica en el escenario. Melania ha sido protagonista en este ascenso, estando presente en gran parte de las mejores fiestas de Chile del lustro recién pasado. Un avance poderoso para todas aquellas que forman parte del circuito, pero sostiene que los estándares y las exigencias para ellos y para ellas siguen siendo diametralmente distintos y que el camino sigue siendo más difícil en cuanto acceso a espacios: “Nosotras también merecemos caminar por la vida con la misma confianza que un hombre blanco heterosexual”.

“Quizás tenga que cobrar menos que un colega que va todo borracho, todo drogado, y deja la cagada, y yo tengo que verme bonita, sonreír y ser increíble y excepcional en mi trabajo para ocupar el mismo espacio, ¿entendés? Los estándares están muy por encima, la mujer tiene que ser realmente excelente para ocupar un lugar de un varón mediocre”.

El futuro de la escena lo ve con una esperanza ambigua: por un lado, señala que hay que reconocer y celebrar los pasos agigantados que se han dado en producción de fiestas, en las propuestas de éstas, en la reacción y desempeño del público chileno, en la consolidación de line ups femeninos, pero al mismo tiempo teme que al no entenderse la música como cultura -COMO LO QUE REALMENTE ES- no se avance del todo que le gustaría. Que en Berlín hay museos con fiestas adentro y que en Chile nos seguimos encontrando lejos de ello. “En Alemania el techno es patrimonio cultural y se lo saca del nightlife, tiene otra forma de manifestar la cultura, se lleva a los espacios públicos”. Asevera que mientras el Estado no lo entienda así, desde el permiso de licencias hacia todo lo que sigue después, las proyecciones que pueden hacerse en nuestro país siguen siendo discretas.

Su futuro, por otro lado, sí puede verse con buenos augurios, ya que se encuentra inmersa en la producción y con cuatro proyectos en carpeta en Ableton, apostando a lanzar su primer EP antes de que finalice este año con una pista que en primera instancia mostrará su faceta más dance, pero adelanta que en este proceso ha estado coqueteando con el downtempo y el ambient, y que seguirá experimentando con los vocal live sets y todo que la espera después. Un paso muy grande para alguien que terminó en las perillas de una forma casi profética. Que no lo quiso, que no lo estudió, que no lo vio venir. Melania, la niña de los cassette, la joven de los CD, la melómana raver devenida dj que encontró su pasión de manera accidental y que pronto comenzará a musicalizar con su propia música, valga la redundancia.

Estaremos muy atentos.

*Te invitamos a explorar “Maridajes Musicales,” una serie de listas en Spotify curadas por Melania Wonder, quien además se autodenomina musicóloga. Y, cuando tengas la oportunidad, no pierdas la ocasión de disfrutar de sus sets en vivo; sigue sus pasos por Santiago y otros rincones de Chile al ritmo de sus sets cargados al groove y todo el abanico de géneros que propone como artista.

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