Por Gustavo Espinoza Arte, Comunidad y Tecnología: el Microfestival que reinventa la música electrónica

Hablamos con Patricio González Cruz, artista visual y sonoro conocido como co-dec, Director del sello Orion Network y quien además es uno de los organizadores de 101X, un microfestival de música electrónica, que combina experimentación sonora, artes visuales y patrimonio histórico, en la mítica Casa los Diez. En esta entrevista nos habla de este evento que busca conectar a la comunidad y generar redes donde la innovación y la identidad puedan abrir nuevos espacios.

¿De qué manera las propuestas de los artistas dialogan con la historia y el simbolismo de un lugar como la Casa de los Diez?

La Casa de los Diez, construida alrededor de 1840, se consolidó como un ícono cultural cuando el Grupo de los Diez la convirtió en su sede en el siglo XX. Este colectivo multidisciplinario reunió a artistas, escritores y músicos que marcaron la escena cultural chilena. Su arquitectura neocolonial, enriquecida con detalles como el pórtico de la entrada y sus columnas, refleja la fusión de arte y patrimonio. En el microfestival 101X, artistas contemporáneos presentarán propuestas que dialogan con este legado, como intervenciones de video mapping y sets en vivo que integran elementos históricos del espacio, creando una experiencia que une tradición e innovación.

¿Qué papel juega este espacio en la curaduría de las experiencias sonoras y visuales?

La Casa de los Diez es un elemento esencial en la curaduría, aportando un carácter histórico y estético que dialoga con las propuestas artísticas. Este microfestival de dos días combina el trabajo multidisciplinario entre artistas sonoros y visuales, con breves charlas al finalizar cada set y masterclasses impartidas por los artistas visuales en cada jornada. Estas actividades no solo completan la experiencia, sino que también fomentan la educación y fortalecen la comunidad. Más que un simple escenario, este lugar transforma cada intervención artística en una oportunidad de aprendizaje e intercambio cultural.

¿Qué lugar creen que ocupa este tipo de festivales en el desarrollo de una identidad cultural electrónica propia de nuestro territorio?

Micro festivales como 101X sintetizan nuestra realidad regional, mezclando influencias globales con nuestras raíces chilenas y sudamericanas. Son esenciales para fortalecer la conexión cultural y dar visibilidad a artistas emergentes. Estos encuentros no solo celebran la música, sino que generan espacios de reflexión colectiva, donde se reinterpreta lo global desde nuestra perspectiva local. Así, contribuyen a construir una identidad cultural electrónica que dialoga con nuestras historias y entorno, proyectando nuestras expresiones hacia un escenario más amplio y diverso.

¿Qué aprendizaje clave podrían compartir con otros organizadores que buscan equilibrar tradición, innovación y comunidad?

El equilibrio se construye transitando entre la idea y la ejecución, abrazando retos y aprendizajes del proceso. La práctica constante mantiene viva la creatividad. Escuchar a la comunidad y valorar su participación es clave para que las propuestas resuenen con el público. Tradición e innovación no se contraponen; juntas, generan experiencias profundas cuando el proceso creativo es guiado por curiosidad, respeto y colaboración. Este enfoque permite que el arte, la tecnología y la comunidad coexistan y se potencien mutuamente.

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