“Después de años, encontré en la electrónica algo muy similar a eso que había encontrado antes en el punk. Empecé a investigar, a leer libros del tema, a entrevistar a muchos músicos. Y comencé a involucrarme cada vez más." Este viernes 17 de mayo. Fake Samo junto a la baterista Antonia Valladares y la contrabajista e improvisadora Amanda Irarrazabal abrirán el show “Piedras” de Nicolás Jaar en el teatro la Cúpula. Acá, la idea es improvisar, “contar una historia con personajes que tienen otras procedencias sonoras.
Sebastián Herrera, cuyo principal alias musical es Fake Samo -en honor a SAMO de Basquiat- antes de ser productor de electrónica experimental, fue poeta, periodista y gestor cultural (y aún lo sigue siendo). A través de la plataforma Grieta -su centro de operaciones- ha recorrido un largo y provechoso camino junto a su compañera Laura Estévez. Ambos han creado contenidos en Grieta Mag y eventos como Estrategias Oblicuas, Coloquio de Perros, el retorno a Chile de Cristian Vogel luego de más de 20 años en alianza con FOMO y Pueblo Nuevo, o Ladridos, en colaboración con el sello OtherPeople, dirigido por Nicolás Jaar. Pronto, Grieta mtambién se convertirá en un sello que publicará tanto discos como libros, conjuntamente.
En paralelo, es Director Creativo en Street Machine, tal vez la contracara del universo y escena que habita, y que lo ha sacado de su zona de confort para darle una perspectiva más amplia de la música. “Para mí es un mundo totalmente nuevo. Así como es necesario el underground, también lo es que haya otros actores que ven la música de manera distinta. Y a lo mejor en esa diferencia, tú puedes tomar una posición con mayor consciencia del lugar que quieres ocupar y de la música que quieres hacer”.
Sebastián ha construido su propuesta musical con técnicas narrativas que se han ido entremezclando con su trabajo poético. Un lenguaje que se transfigura del texto a lo sonoro. Partió escribiendo poesía a los 17 años. Se ganó una beca de la fundación Neruda donde aprendió el oficio, o a retorcer el lenguaje. Escribió obras de teatro y poemarios: “Copia Oculta”, “Mesa Familiar” y “Gestos para Olvidar la Costumbre” siendo publicado en editoriales como Bisturí 10. “Al hacer música todavía estoy en ese proceso de contar historias. Yo creo que es una deformación de la escritura”. La analogía de narrar cuando crea música es literal, “es como hacer una película, con un casting de actores ¿Cuáles van a ser mis personajes? ¿Qué rol van a ocupar? ¿Cuáles son sus amigos, sus cómplices?.. El guión va a ser así y los personajes van a ir acá… Yo principalmente escribo. Si tuviera que definirme en algún lugar, me definiría en esa área”. Pero ahora, ese ejercicio de estructurar una narrativa y descomponerla, retorcer el lenguaje y darle una estructura, lo aplica con sonidos, beats, glitch y texturas.
Cuando adolescente era punketa, se identificaba con esa rebeldía y espíritu del “hazlo tu mismo”. Luego crece, se desencanta o más bien pierde el interés ¿Se habrá hecho adulto? O quizá el rock se estancó y dejó de ser rebelde o se canibalizó a sí mismo como dice Simon Reynolds. Por su lado, Sebastián fue desarrollando su talento en la escritura, que lo llevó por un camino más literario, por el periodismo y la gestión cultural. Esto último, lo llevó a conocer productores, djs y escuchar música creada con máquinas y software.
“Después de años, encontré en la electrónica algo muy similar a eso que había encontrado antes en el punk. Empecé a investigar, a leer libros del tema, a entrevistar a muchos músicos. Y comencé a involucrarme cada vez más. Conocí a una serie de productores que estaban y creían profundamente en esa filosofía. Como Fiat600, Mika Martini, Daniel Klauser, René Roco”
Y llegó la epifanía. A los 35 años -hoy tiene 40- pasó de ser un oyente entusiasmado a un creador de sonidos. “Descargué una especie de Ableton gratuito, muy precario. Y me acuerdo que hice una batería. O sea, ni siquiera una batería. Era un bombo y una caja.Y me quedé pegado horas. Moviendo la posición del bombo y sintiendo que estaba haciendo música ¡Parecía fácil! Cachar que existía una tecnología capaz de hacer muy simple algo que para mí parecía muy complejo”.
Maestros y método
Como en las películas de artes marciales tipo “Las 36 cámaras de Shaolin”, tuvo la astucia de buscar maestros que le enseñaron y le dieron distintas claves y enseñanzas.
Daniel Klauser: “Gracias a él que estoy metido en esto. Él me presentó la música electrónica. Me enseñó a usar Ableton y me inspiró con Diamante Records”
Miguel Conejero: “Yo lo admiraba y admiro. No conozco un artista más generoso, me llevó a su estudio, me mostró sus máquinas, me aconsejó, me explicó sus métodos de trabajo”.
Mika Martini: “Artífice de Pueblo Nuevo. Me enseñó por qué es tan importante persistir en lo que amas. El valor de que la amistad y la música son los más importantes”.
Rene Roco: “Me enseñó la técnica y que hay muchos elementos que es necesario tener en consideración al momento de aplicarlo en la música. Pero que al mismo tiempo, hay que desaprenderlo. Además me inculcó tocar, y crear incansablemente”
Uwe Schmidt: “Atom™ es una persona muy generosa. Quien me ha mostrado desde el proceso creativo hasta mucha música y el valor del rigor. Me mostró su mirada más vital de lo que significa la música”.
Sebastián hace música solo con su computador, prácticamente no usa controladores ni máquinas. Es el teclado del PC y los VST. “No tengo ese romanticismo especial por la máquina, siento que al final la música electrónica, o al menos como la entendí, fue como que había que encontrar algo raro, extraño, diferente.. Entonces siento que gracias al software puedo hacer lo que quiera, dentro de mis limitaciones por su puesto”.
Algunos de sus trabajos y colaboraciones
Es difícil abarcar toda la música y colaboraciones en las que ha participado por que son distintos tipos de registros y estilos, algunos más experimentales que otros, pero acá va un abanico lo que ha hecho en sellos como Pueblo Nuevo y Tensa Records:
“Portal” su debut con el seudónimo Fake Samo, es un viaje de 25 minutos por texturas y BPMs reposados, intermedios e in crescendo, un voyager que se dirige a un universo digital de “magia negra, magia-bits, magia-magia”. Sin duda una experiencia cósmica, hermosa, y como bien describe Mika Martini “con sonidos del espacio, satélites, estrellas fugaces, glissandos descendentes, para luego comenzar una ruta acompañados de un beat constante…”
“Tránsitos”, una continuación de “Portal” (también de 25 minutos), es una experiencia cinemática, que va desde el diseño de sonido de una película inexistente, al ambient, la psicodelia y un dub techno que nos aleja del noise y las divagaciones sónicas para dejarnos perplejos. Un mash up que eclosiona hacia un final abierto en una rave en la madrugada.
“AM - WES”, un proyecto en colaboración con Rene Roco. “Nos juntamos a hacer música para fumar o fumamos para hacer música” dice la portada de este trabajo de techno duro, electro, punk, con bajos asesinos y beats implacables que pueden destrozar la pista de baile.
BraKhaGe: Una combinación de amigos opuestos en sus métodos. Por un lado la pasión de Mika Martini por los teclados y los sintetizadores esotéricos. Y al reverso, el glitch, el noise deforme de Sebastian mezclado con hermosas y melancólicas melodías. “Un día nos quedamos de juntar para improvisar y grabamos, después la edité y publicamos el disco”.
Abrirá Nicolas Jaar que presenta “Piedras”
Este viernes 17 de mayo. Fake Samo junto a la baterista Antonia Valladares y la contrabajista e improvisadora Amanda Irarrazabal abrirán el show “Piedras” de Nicolás Jaar en el teatro la Cúpula. Acá, la idea es improvisar “De nuevo, la idea es contar una historia con personas que tienen otras procedencias sonoras. Amanda tocara el chelo y Antonia la percusión. Ellas vienen del mundo de la música experimental y están habituadas a escuchar al otro y a escuchar muy bien”.
Futuro
Vamos a dejar el futuro para una próxima entrevista. Pero les adelanto el debut del sello Grieta. Un disco de noise con batería y saxofón con Edén Carrasco y Francisco Sánchez. Un disco con Fiat600 y Antonia Valladares. Libros extraños que huelen a William Burroughs y mucho más…